Tuve que dinamitarme los tímpanos, arrancarme los ojos, abrasar mi pituitaria y mis papilas. Tuve que prenderme y congelarme, prenderme y congelarme, prenderme y congelarme hasta que mi cerebro dejó de recibir información externa.
Tuve que mutilarme y arrasarme y eso no es lo peor:
Aún te siento.
1 comentario:
Se le conoce como el "Síndrome del miembro amputado".
Y duele, sí.
Casi más, o casi tanto como cuando el miembro punzaba y sangraba pegado a nosotros.
En cualquier caso, mientras hay dolor, hay vida.
Y eso, ya es mucho
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