Encontré a una mujer que en su mitad inferior tenía cola de pez. Pregunté cómo podía hacer para remediar su condición. Dijo que, de llegar a amarme lo suficiente, su cola se transformaría en dos extremidades iguales a las mías. Añadió: «Ni lo sueñes.»
Fotografía: Nickolas Muray.
martes, 5 de julio de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Muy sugerente, Fernando. Leyéndote se me ocurrió uno. A ver cómo me queda.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Buena respuesta. Perdería entonces toda su gracia
El microrrelato es todo un arte. A mí me cuesta mucho, pero veo que tú lo dominas y además con un punto de humor que me encanta.
Un saludo
Una gran alegría que continúes la conversación, Pablo. Espero leer ese relato.
Absolutamente de acuerdo, Miguel. Y qué sería de una sirena sin gracia.
Gracias por tus palabras Rosa, pero creo que disto mucho de dominar ningún arte. Si algún día lo consigo, el mundo puede empezar a temblar...
Buenísimo, el texto tiene todo lo que se necesita saber!!
Te sigo!!
Gracias, Patricia. Espero que te quedes por aquí mucho tiempo.
Publicar un comentario