martes, 18 de octubre de 2011

El gran dictador.


Durante cada segundo de cada minuto de cada día de cada semana de cada mes del total de sus años, estuvo seguro de que alguien terminaría con su vida. Un judío, un marxista, un maquis, un masón, un maoísta, un Grapo o uno de la Eta.
Con el último estertor, casi le pareció una putada morir en la cama.

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9 comentarios:

Pablo Gonz dijo...

Murió a manos de todos ellos. El arma fue la obsesión. Micro de esos que (también) me gustan: una vida comprimida en pocas líneas.
Abrazos desde aquí,
PABLO GONZ
PD.: También para Vittt. Si no dáis guerra vosotros, ¿quién la va a dar?

Rosa dijo...

Vivió toda la vida con miedo a morir...Ergo, no vivió.

Besos desde el aire

Víctor dijo...

Bien. Me gustó. Casi hubiera preferido verle muerto a manos de cualquiera de esos que dices, pero me vale con que muriera, en la cama o donde sea. Un abrazo.

Nicolás Jarque dijo...

Quizás no le pareció una muerta digna, aunque para los dictadores la vida es poca cosa - la de los demás digo -.
Me gustó.
Un saludo.

el ecologista dijo...

solo que en la cama haya muerto de 19 puñaladas en el mismo lugar con un platano: saludos

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Todo dictador merece morir en la cama.

Después de haber sufrido mucho, claro.

Buen trabajo.

Elysa dijo...

Qué menos que vivir con miedo a morir a manos de los que persigues, aunque sea poco es algo de sufrimiento.

Miguel Baquero dijo...

Estoy seguro que todos los dictadores viven con esa obsesión y por eso actúan como lo hacen

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Amigos y amigas: quiero aclarar que, en tal que persona, yo no le deseo mal alguno a dictador alguno. Eso sí, en su función de cese del Estado, apruebo cualquier procedimiento que le apee del poder, dé o no con el tal dictador en la tumba.

También espero que vayan apeando una a una a todas las personas e instituciones que apoyaron e hicieron negocio con el tal dictador, y no como sucede en mi país, que después de esa fábula conocida como "La Transición", ahí siguieron y hasta siguen, calientes en invierno y fresquitos en verano.

Por lo demás, me alegro de verles por aquí y espero que sigan pasando.