martes, 4 de octubre de 2011

Soberanía popular.


—¿Estás seguro de que vienen hacía aquí? —se restriega los ojos el presidente.
El vicepresidente asiente, mudo.
Ambos permanecen embelesados ante la marcha multicolor y vociferante que fluctúa a través de los monitores de seguridad en los aledaños de la sede de gobierno.
—¿Y cómo sabes que pretenden entrar?
—Me lo ha dicho un ministro a quien a su vez se lo ha dicho un subsecretario que lo ha oído de un director general al que se lo ha asegurado un asesor de política exterior que al parecer tiene un primo cartero.
—¿Qué es eso?
—Son los que llevan las cartas de un lado a otro, señor.
—Puede tratarse de un bulo…
—Puede ser… Pero, si se fija, es lógico. ¿Recuerda esos números que se cuentan en millones y que llamamos votos?
—Los números, sí.
—Pues por lo visto cada uno se corresponde con una papeleta que se deja en una urna, y cada papeleta con una persona.
—¿Una persona? ¿Como tú y como yo?
—Exactamente. Y no imagina lo peor.
—¿Lo peor de qué?
—Lo peor es que depositan sus papeletas en función de nuestros programas políticos.
—¿Pero cómo? ¿Las promesas electorales? ¿Los objetivos sociales? Yo creía que era un rito más, como lo de jurar la Constitución y el cargo.
—Lo mismo creíamos todos, señor, lo mismo creíamos todos.
—¿Y qué hacemos?
El suelo tiembla bajo miles de pies y cientos de puños golpean las puertas del despacho.
—A estas alturas me temo que nada.

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7 comentarios:

Rosa dijo...

Creo que están tan endiosados, tan pagados de si mismos que no me extrañaría nada que nos viesen así, o más bien que no nos ven.
Ojalá algo cambie pronto...
Besos desde el aire

Víctor dijo...

Creía que sólo escribías ficción, Fernando. Además, cuidado qué ensalzas en tus micros no vaya a ser que alguien se lo tome a mal. Un abrazo.

Miguel Baquero dijo...

Tan alejados están de la gente de a pie, y tan absortos en sus alturas, que un día (ojalá) se van a encontrar sin poltrona en la que sentarse

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

¿Cómo se verá a la gente desde detrás de los cristales blindados, entre los escoltas, siempre al otro lado de la tapia de nuestra vivienda? Es de suponer que alejada y pequeñita.

Yo creo, Víctor, que ficción es lo que vivimos. ¿Cómo si no se explica que en una democracia se detenga a alguien por cantar?

Saludos y gracias a todos.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Estoy por hacer una reestructuración de los enlaces, Ea, incluiré tu blog.

xavi ocioso dijo...

Microdocumentales de realidad?
nos vemos en las calles ¡

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Uno intenta bordear la realidad, Xavi, pero no siempre lo consigue.