miércoles, 23 de mayo de 2012

Celebración.


Cuando conoce la noticia de la muerte del dictador, cierra los ojos, se pellizca, y los vuelve a abrir.
Los edificios siguen en su lugar. Las farolas están encendidas. Los automóviles circulan. Los obreros acuden a su puesto de trabajo y los niños a la escuela.
La pesadilla continúa.
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4 comentarios:

Pablo Gonz dijo...

Un micro a cuyo pie se abre un enorme precipicio. Quien no esté dispuesto a caer, mejor que lo lea sin mover ni siquiera los ojos.
Abrazos sociales,
P

Rosa dijo...

Los mismos perros con distintos collares...

Besos desde el aire

Yashira dijo...

Bueno igual aunque la pesadilla continua, bajo mano estén sucediendo otras cosas más alentadoras, a veces las corrientes están bajo tierra y no se ven en la superficie hasta que la presión es tan grande que revientan por algún lado, no hay que perder la esperanza.

Un abrazo desde mi mar,

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

No es una elección, Pablo: caer es obligatorio.

Cuando no los cachorros de esos mismos perros, Rosa. Cuando no sus cachorros.

Creo que era Gramsci quien decía algo así frente al pesimismo de la realidad el optimismo de la voluntad. Yo me apunto a eso, Yashira.

Abrazos. Y gracias por pasar por aquí.