martes, 17 de julio de 2012

Simiente.


Terminada la batalla y vencidos esos perros irlandeses, los galeses rescatan la cabeza del héroe Bran, que se convierte en consejera del reino hasta que deciden enterrarla para que proteja la región.
Bajo tierra, la cabeza de Bran reconoce que es un bello mito, si bien preferiría que le hubiera sucedido a otro.

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4 comentarios:

Pedro Sánchez Negreira dijo...

El precio de la heroicidad suele ser muy elevado, Don Fernando.

Un abrazo,

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

No me imagino nada más duro (ni peor) que dedicarte a ser héroe las veinticuatro horas del día.

Abrazos, Pedro.

Sibreve dijo...

No sé si es difícil o no ser un héroe. Yo soy más de antis-...
El relato una pasada, que es lo que quería decir

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Ser héroe tiene que ser un rollo, Sibreve, todo el día haciendo heroicidades y evitando que te descubran con patatas en los calcetines o palominos en los calzoncillos.

Gracias.