martes, 16 de marzo de 2010

Velada.


La chica sin corazón atesora cabezas. Ojos húmedos. Enamorados que no supieron dejar de mirarla.
A veces las coloca en el suelo del comedor y se sienta en el centro.
Se cepilla el pelo. Riza sus pestañas. Vierte media gota de perfume entre sus pechos. Se ajusta las medias.
Él llamó. Él tiene la culpa.

Pronunció las palabras mágicas. Puso en marcha el rito. Ella no puede hacer más que esperar que venga a buscarla.
Con un roce de labios, sellará su destino.
Y no se arrepentirá. Puede asegurar que no se arrepentirá.

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4 comentarios:

Esteban Dublín dijo...

No sé por qué siento que me falta algo... ¿Será la cabeza?

Nel Morán dijo...

El símbolo de la cabeza, una y otra vez, siempre nos la hace perder la que primero pase.

Blogsaludos

antonia obiol y corcoll dijo...

Me encanta, yo quiero ser ella!!...

... saludos

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Ay, la cabeza. Yo la perdí una vez y fue para siempre.

Saludos a todos.