miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mudanza.



Octubre dobla por la Calle del Barquillo sin apercibirse de que un tranvía se dirige a toda velocidad hacia su cuerpo. En ese preciso segundo, un registrador de la propiedad y eterno candidato a la presidencia del gobierno estrecha una mano y sonríe a las cámaras, un mensajero trata de encontrar inútilmente el número 32 de una calle de nuevo cuño, Paula le dice a Raul que no le quiere como antes, y Ramón Ramírez nace mujer contra todo pronóstico ecográfico.Octubre aún tiene tiempo de extrañarse de que sean esas escenas y no las de su propia vida las que se desarrollan frenéticamente ante sus ojos. «Más que atemorizado, parecía perplejo», declara en el último fotograma el conductor del tranvía.

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13 comentarios:

Esteban Dublín dijo...

El final es excepcional. Gozará Pablo.

David Moreno dijo...

Plas plas plas.
Muy bueno.

Un saludo indio

Torcuato dijo...

Muy bueno.
Felicidades.

Víctor dijo...

Sí, Fernando, a Pablo le va a gustar seguro.

Un abrazo internacional.

Pablo Gonz dijo...

¡Y me gusta! ¡Y gocé! Muchísimas gracias, Fernando, por la dedicatoria y por revivir a Octubre (aunque sea un ratito); y por escribir esta pieza soberbia que leo como se contempla una primavera: un riachuelo que fluye, detención del tiempo + explosión, un riachuelo que fluye.
Abrazos desmesurados, amigo mío.
PABLO GONZ

Anita Dinamita dijo...

No lo cogía, no he leído octubre pero el micro me parece excepcional.
Enhorabuena a los dos!

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Genial

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Tenía dicisiete o dieciocho años y creánme que desde entonces ha habido varias extinciones masivas sobre la faz de la tierra. Era ya un joven escritor que quería ser un joven escritor, y lei la noticia de un joven escritor que acababa de ganar un premio literario. Me gustó el título: "La pasión de Octubre". Poco sospechaba lo que iba a encontrar dentro.

"La pasión de Octubre", a qué negarlo, es una historia sobre la amistad. Pero también es un laberinto dentro de un laberinto dentro de una matrioska, y me atrevería a asegurar que el único libro del planeta que trata sobre la búsqueda de un triclón. Cómo lo oyen: un triclón.

Es imposible medir las lágrimas de risa que me causó aquel libro, ni los ánimos que me dio para seguir siendo un joven escritor que quería ser un joven escritor que, algún día, haría llorar a otros de risa.

Unas cuántas extinciones planetarias después di con un tal Pablo Gonz, en Facebook. Me pregunté si ese nombre pertenecía a la misma mente que había perpetrado Octubre bajo el nombre de Pablo González Cuesta. El resto de la historia, supongo, la pueden imaginar, final abierto incluido.

Pablo vive ahora en Chile y, cierta vez que pasó por las Españas, tuvo el inmenso detalle de enviarme un ejemplar dedicado de aquel inmenso libro con el que, por supuesto, volví a llorar de risa.

Por eso que quería rendírle un mínimo, mínimo homenaje.

Gracias, Pablo.

Y gracias a todos.

Pablo Gonz dijo...

Con tu permiso, Fernando, guardo copia de tus cariñosas palabras en mi carpeta de "Comentarios inolvidables". Las releeré en esos días en que no recuerdo demasiado bien para qué escribo.
Abrazos profundamente emocionados,
PABLO GONZ

Miguel Baquero dijo...

Todo el mundo sabe eso de que en el último momento las escenas de tu vida pasan rápidamente por delante de tus ojos... pero puede ocurrir que las escenas no sean las mejores o que, como dices en el breve, sean de otros, o no tengan importancia.

Intentaré buscar el libro La pasión de octubre de que tan bien hablas

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Espero que esos días pasen, Pablo y me alegro si este comentario sirve para ello.

Octubre lo editó en su día Alba editorial, Miguel. Quizá con un poco de suerte lo encuentres.

Gracias.

Un tipo dijo...

Ese momento, no sé, como el primer amor.


Un saludo.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

¿A qué momento te refieres, Un tipo? ¿Al que te atropella un tranvía?