Yo digo: bienvenidas a mi casa de palabras. No tiene ladrillos que aislen del frío ni muros que eviten el paso de los vientos. Tampoco hay techo que ignore las tormentas y el sol jamás se apiada de nosotros. Por carecer, carece hasta de cimientos.
Ellas, claro, no se quedan a dormir.
4 comentarios:
Desagradecidas...
Ingratas...
Me da que este micro es un homenaje, ¿me da bien?
En cualquier caso las arañas se lo pierden, donde esté una casa de palabras...
Todas esas cosas y más, amigos Esteban y Víctor.
No sé por qué te dará por pensar eso, Rosana. (Ni a mí por silbar y mirar hacia otro lado.) Si de verdad estás interesada en una casa de palabras podemos llegar a un acuerdo en el precio...
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