jueves, 23 de diciembre de 2010

Arañas, helados y morfina.


Yo digo: bienvenidas a mi casa de palabras. No tiene ladrillos que aislen del frío ni muros que eviten el paso de los vientos. Tampoco hay techo que ignore las tormentas y el sol jamás se apiada de nosotros. Por carecer, carece hasta de cimientos.
Ellas, claro, no se quedan a dormir.

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4 comentarios:

Víctor dijo...

Desagradecidas...

Esteban Dublín dijo...

Ingratas...

R.A. dijo...

Me da que este micro es un homenaje, ¿me da bien?


En cualquier caso las arañas se lo pierden, donde esté una casa de palabras...

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Todas esas cosas y más, amigos Esteban y Víctor.

No sé por qué te dará por pensar eso, Rosana. (Ni a mí por silbar y mirar hacia otro lado.) Si de verdad estás interesada en una casa de palabras podemos llegar a un acuerdo en el precio...