—¿Tú quién eres? —dice, nada más abrir los ojos.
Lo toma a broma, pero ella vuelve a preguntar:
—¿Quién eres?
Y le parece que sería buena actriz. Levantándose de un salto, acurrucándose contra la pared, repitiendo:
—¿Quién eres?
Y cuando ve en el espejo esa cara de pasmarote, la luz humeando a través de la ventana, los cláxones repitiendo su oración de cada día, sólo puede responder:
—Demonios, no lo sé.
Fotografía: Aura Hartwig.
7 comentarios:
Qué miedo no saber responder eso. Ahora, si planteamos la pregunta, ¿quiénes somos? ¿Podríamos responder?
Me gustó mucho este microrrelato por la voz narrativa, que recrea la curiosidad de un niño haciéndose preguntas.
Abrazos.
Excelente micro, Fernando. Tema y forma, indisolubles.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
Ese tipo extraño con el que nos encontramos cada mañana al otro lado del espejo...
Si te digo la verdad, Esteban, yo las más de las veces no sabría responder a esa pregunta. Supongo que por eso escribo, para tratar de descubrirlo.
Quizá un adulto no sea más que un niño derrotado, Lola. Las preguntas, básicamente, siguen siendo las mismas.
En el momento de despertar, Pablo, todo suele resultar indisoluble.
¿Encuentras al mismo tipo que yo, Miguel?
Muchas gracias y un abrazo a todos.
-quién eres?
-cuándo?
Buenísimo, Vitt. Gran microrrelato.
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