jueves, 20 de octubre de 2011

Boleto al fin del mundo.


Y quizá no había sucedido nada sobrenatural. Quizá la niña había inventado las apariciones y los mensajes en clave. Quizá la madre le dio crédito por superchería o ansía de notoriedad. Quizá el párroco Simón no terminó de creérselo pero entrevió la posibilidad de atraer nuevos fieles a su mermante iglesia. Quizá las malas cosechas, el cierre de las industrias y la quiebra de los pocos negocios que habían llegado a arraigar en el pueblo, fue lo que hizo prender el mensaje de redención y salvación, purificación, libertad y pan para todos. Quizá decidieron que ser mártires era preferible a ser nada.
Quizá.

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7 comentarios:

Rosa dijo...

Quiza es más fácil refugiarse en milagros...

Besos desde el aire

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Hasta el mayor de los autoengaños es preferible a la nada.

De los que te dejan el retrogusto del cuestionamiento de la existencia.

Un abrazo.

Nicolás Jarque dijo...

Creo que este micro no se aleja mucho de lo que ha sucedido en este Mundo tan religioso. Muy buena ironía.
Un saludo.

Elysa dijo...

La cuestión es vivir el autoengaño que sea con tal de no ser nada...

alberto zelada garcía dijo...

excelente escena
saludos

Miguel Baquero dijo...

Predicar esas cosas tiene mal final, desde luego.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

A veces el aire tiene una densidad explosiva que cualquier chispa puede inflamar.

Gracias a todos.