lunes, 16 de enero de 2012

Inevitable.


Como siempre llega con retraso, su jefe le despide, su novia le abandona y su casero le desahucia tras tres meses de impago.
No le sirve para modificar sus costumbres ya que, según él, hace todo lo humanamente posible para no llegar tarde: construye complejos sistemas de alarmas, se hace avisar por parientes y amigos, despierta con no menos de ocho horas de antelación o no duerme, y hasta llega a acampar en el lugar de la cita.
Pero no lo consigue; es como si le cambiaran las manecillas del reloj o los lugares de sitio.
En alguna esquina del universo, un dios malicioso se frota las manos. 

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9 comentarios:

Nicolás Jarque dijo...

Muy malas consecuencias tiene el llegar tarde, aunque claro está, se dice que la impuntualidad es una falta de respecto y de educación. Hay que gente más incomprendida los tardones.
Me gustó, un saludo.

Miguel Molina dijo...

Sé de quién hablas. Tengo una persona muy cerca a la que ese mismo dios no le quita el ojo de encima.

saludos

R.A. dijo...

Me produce angustia este laberinto al que se abocado el personaje a pesar de todos sus intentos por ser puntual... su destino parece ser llegar tarde siempre a todo, lo bueno y lo malo... Me hace pensar mucho el micro...

Salut

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Este dios malicioso tiene a muchos, quizá demasiados, entre sus manos.

Tan cierto como que la impuntualidad siempre encuentra la excusa.

Un abrazo, Fernando.

cessione del quinto dijo...

Ufffff, yo soy puntual y odio que alguien no lo sea conmigo, como alguien decìa por ahì arriba, creo que es una falta de respeto por la persona que espera. Sin embargo tù eres un ingenio porque lo de "cambiar los lugares de sitio" es absolutamente perfecto. Hasta yo podrìa llegar a perdonar si alguien llega con retraso por este motivo.
Sara M.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Yo creo que habría que empezar por maldecir al inventor del reloj y, aún con más ahinco, a quien inventó cualquier tipo de reloj portátil, de pulsera, o de pantalla de móvil. Un mundo donde el tiempo controla al ser humano en lugar de al contrario no puede ser un buen mundo. Y no lo digo porque yo sea una persona impuntual... O, bueno, no siempre.

Un saludo y gracias por pasar por aquí.

Rosa dijo...

Si es por ese motivo...Se perdona el retraso.

Besos desde el aire

Leonardo Dolengiewich dijo...

Es buenísimo este micro!!!
Me encanta el final. Es un giro inesperado, que deja al lector perplejo por un segundo.
Y el título cierra muy bien el texto.
Muy bueno.
Un abrazo!

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Débil te veo en tu disciplina, Rosa; nada de perdón.

Me alegro que te haya gustado, Leo. Bienvenido.