Cuando se alzó el nuevo régimen, lo enviaron a un campo de reeducación porque era drogadicto y posiblemente homosexual.
Lo segundo era un suponer, fruto de la delación de un vecino que pertenecía al Partido y siempre le había tenido ojeriza.
No obstante, en el campo tuvo relaciones homosexuales por primera vez -sin que supusiera, hasta donde sabemos, un cambio de tendencia-. Igual que practicó por primera vez la delación, la ejecución y el canibalismo.
Eso sí, no volvió a probar la droga.
6 comentarios:
Suele pasar que para reformar un defecto se agarran otros, y no lo digo por la homosexualidad, que no lo es, si no una opción sexual como otra cualquiera, es por las demás costumbres del protagonista.
Un abrazo.
Pasa mucho que quieres arreglar algo y jodes otra cosa.
En la informatica.
En la fontaneria.
Bueno,pasa en todo.
No toquemos.
No toqueeeemos...
Gracias por el destello.
Bueno, es relativo eso de que los campos de reeducación pretendan "arreglar" algo. Más bien se utilizan para reprimir o exterminar a aquellos que sean opuestos o peligrosos a los intereses de un tipo de gobierno determinado. A casi todos nos vienen a la cabeza los campos de exterminio nazis o el gulag, pero nuestros territorios "democráticos" están sembrados de cárceles que no sirven precisamente para propiciar la integración del individuo en la sociedad.
Saludos. Y gracias por pasar por aquí.
La represión, la privación de la libertad ... nunca curan nada.
Un beso libre como el viento ( o dos).
Y en este caso... ¿ qué retrógrado piensa que la homosexualidad es una enfermedad? ¿ Estamos tontos o qué?
La moral estricta que no tolera a los diferentes... eso sí que es una enfermedad de verdad.
Un beso inmoral ( o dos).
Completamente de acuerdo, Kayla. Ni el encierro ni la obligatoriedad serán jamás educativos. Yo creo que la enfermedad es que te disguste hasta respirar hiel con quien follen o dejen de follar los otros.
Besos igualmente inmorales.
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