jueves, 28 de junio de 2012

Perra vida.


-Yo empecé como aprendiz de obra en el año cincuenta y dos -continuó el viejo-, y desde esa época las chiflo a todas. No me importa que sean vistosas o bagres, ni que sean gordas, ni que sean viejas. Mire usted: yo debo de haber chiflado, -hizo una larga suma en el aire, entrecerrando los ojos-, debo de haber chiflado a un millón doscientas mil mujeres, por abajo de las patas. Y no es solamente que nunca vino ni una: ni siquiera dan la vuelta a la cabeza para ver quién llama. ¡Nada! Y no es indiferencia, ojo; es que no perciben el chiflido humano. ¿Vio que el perro oye un silbato especial que el cristiano no oye? Con las mujeres pasa lo mismo. Pero a la inversa.

Hernán Casciari.

2 comentarios:

microrrelatos negro carbón dijo...

Dado que eres un gran cuentista, vamos a ver como se te da lo de hacer trajes a medida. Te invito a que participes en un rincón de todos. No te heras rico, pero seguro que te sientes comodo.

http://microrrelatonegrocarbon.blogspot.com.es/

nos vemos por allí.

Una perta.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Allí estaremos. Gran iniciativa.