lunes, 9 de julio de 2012

Primer mandamiento.


No es la mano de Dios la que hace girar el reloj de arena del mundo sino el empuje esforzado de millones de brazos y mentes, la aplicación de la suma de fuerzas sobre un punto preciso.
No es la mano invisible del mercado la que coloca cabezabajo al hombre, la que lo agita y lo estruja hasta vaciarlo por entero, sino una agrupación de ambiciones y poderes, hilos visibles si se quiere y se sabe dónde mirar.
No es la mano del gobernante la que lanza a las fieras sino el pueblo que no sabe adiestrarlas a su antojo, el que olvida retener para sí la llave de la jaula del gobernante.
Casi en el centro de la tierra, a pico y barrena, está escrito el primer mandamiento: «Invirtamos el reloj». 

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6 comentarios:

Rosa dijo...

Como tú dices se nos ha olvidado que el poder está en el pueblo y seguimos balando como ovejas camino del matadero...No tenemos remedio.

Besos desde el aire

David Moreno dijo...

Hasta que no lo interioricemos, que el poder está en el pueblo y se lo hagamos ver a los de arriba, aunque sea a la fuerza, esto no cambiará, el reloj no se invertirá.

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Yashira dijo...

Pues sí, invirtámoslo, pero hagámoslo pronto o nos dejarán ni la capacidad para movernos, espero que la conciencia llegue a todos antes de que seamos pisoteados como hormigas.

Un saludo Fernando.

Nicolás Jarque dijo...

Fernando, si fuese tan sencillo como invertir el reloj, yo mismo me aventuraría a buscarlo y a sacrificarlo para que todo cambiase. Pero me temo que a los que está situación les viene de maravilla no me dejarían.

Un fuerte abrazo.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Antes o después lo invertiremos, amigos y amigas. Más bien antes que después. Los mineros nos están mostrando el camino: cero concesiones a esos hijos de puta.

Salud.

Sandra Sánchez dijo...

La unión hace la fuerza. INVIRTÁSMOLO!!

;)