El primer microrrelato que escribí se titulaba
«Borrás». Trataba sobre una muchacha a la que un mago se empeñaba en meter en
una caja. El segundo, se titulaba «Léolo». Trataba sobre un niño encerrado en
una habitación, sin más pasatiempo que un único libro, que trataba sobre un
niño encerrado en una habitación, sin más pasatiempo que un único libro.
Desde entonces han sucedido, puedo asegurarlo,
varias extinciones parciales o totales. De lo que ya no estoy tan seguro es de
si ella sigue sin caber en las cajas de mago, ni de si yo he salido de esta
habitación donde existe un solo libro.
5 comentarios:
Se le echa a usted de menos, Don Fernando.
Un abrazo,
Qué bueno, qué pesadilla tan redonda y escalofriante.
Gracias por la añoranza, Pedro. Procuraré ser más puntual.
Redonda y escalofricante sin duda, Araceli. Sin duda ninguna. Gracias.
Matruska de mis pesares. Oigo las tapas de madera cerrarse con eco una tras otra, una sobre otra.
La verdad, Yun, es que tu comentario me parece un gran microrrelato.
Besos.
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