martes, 2 de diciembre de 2008
Cuento.
Fue tu sonrisa pequeña como mi corazón y breve como mi compromiso. En el intervalo se cruzaron nuestros ojos como anuncios de una pasión inolvidable.
Cogí el cambio, dije adiós y marché.
Después siempre me he preguntado si me seguiste con la mirada o pasaste sin transición a tus quehaceres.
Es la más bonita de las relaciones que recuerdo.
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1 comentario:
Te fuiste sin mirar atrás.
Y yo no pude darte la vuelta...
Es la más fructífera de las relaciones que recuerdo.
Sabe una cosa, Don?? Si no le leo, me duele un punto incierto, difuso y cambiante en el costado izquierdo.
No tarde.
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