lunes, 30 de noviembre de 2009

Soñador soñado.

Un día en que, maravillado por cierto movimiento rítmico y dolorido en lo que acababa de escribir, me acordé de Chautebriand, no pasó mucho tiempo sin que me diera cuenta de que yo no era vizconde, ni siquiera bretón. Otra vez que creí sentir, en el sentido de lo que había dicho, cierta semejanza con Rousseau, no pasó tampoco mucho tiempo sin que tuviera que aceptar que no habiendo tenido el privilegio de ser noble y señor de un castillo, tampoco lo había tenido de ser suizo y vagabundo.

Fernando Pessoa.

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