miércoles, 30 de junio de 2010

Sentencia de muerte.


Ay, Morgan. Si fueras un gato de peluche podría llevarte al cole escondido en mi mochila. Aprovecharía los descuidos de Doña Mari Luz para jugar contigo y las clases no se me harían taaaaan eternas.
Papá y mamá nos dejarían dormir juntos y tú serías un león y yo el explorador que lo caza, o yo un astronauta y tú un malvado alienígena felino.
Fingiría tus deseos. Diría: “le apetece comer”. Contaría que has cazado una rata. Y a papá y a mamá y al abuelo Marcos les haría mucha gracia.
Y nos pelearíamos y nos revolcaríamos por el suelo y nunca me morderías ni me arañarías de verdad.
Ay, Morgan, por qué no serás un gato de peluche.

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Fotografía: Luis Miguel Bugallo Sánchez

7 comentarios:

Esteban Dublín dijo...

Qué gran final, Fernando. Felicitaciones.

Lo que más me gusta de tus relatos -debo confesarlo- es el desparpajo con que los escribes. Me gustaría tener un poco de la frescura de tus palabras.

Víctor dijo...

Me gusta ese título porque me sugiere un trágico final, una transformación de gato (vivo) a peluche (muerto) por el único camino que existe para conseguir esa metamorfosis. No sé si me explico.

Y el ritmo es bueno.

Un abrazo, Fernando. Parece que esto está más activo.

Pablo Gonz dijo...

Me pasó otra vez lo mismo, Fernando. Leí el micro sin el título. Y claro, me perdí todo el significado. Tengo que aprender a leer, esto es obvio, y además tengo que reflexionar sobre la importancia del título en microliteratura. Creo que yo siempre los uso de una manera puramente descriptiva y claro, en un espacio tan pequeño, pueden llegar a adquirir, como en este caso, una importancia definitiva. En algún lugar he visto que el título de los micros lo sitúan al final pero lo encuentro un poco kitsch. Bueno, no me enrollo más.
Un fuerte abrazo y gracias por este texto,
PABLO GONZ

Claudia Sánchez dijo...

¿Por qué me estoy imaginando al niño acariciando distraídamente al gato mientras su mirada piensa en otra cosa?
Y la foto, genial también.
Saludos!

micromios dijo...

¿Y si Morgan no es en realidad un gato?
Salut

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Ya me gustaría a mí, Esteban, escribir con desparpajo. En un primer momento sí, pero luego hay que estar horas asomado al microscopio y sopesando cada palabra en la báscula de precisión...

Quería reflejar un poco lo que ocurre con esos cachorros que tanto gustan a los niños y que luego se convierten en incómodos por su propia naturaleza animal, Víctor. También es un velado -o no tan velado- homenaje al genial cómic Calvin y Hobbes.

En microffición, por su propia economía, el título es importantísimo, Pablo, aunque eso de titularlo al final... A veces. A veces el micro parte del título, a veces al contrario. A veces barajas cien mil hasta que das, o crees dar, con el adecuado.

Yo imagino una niña Claudia, pero está claro que no trae buenas intenciones...

Confieso, Micromíos, que acabas de aportar una perspectiva que yo no había imaginado. ¿Qué demonios es Morgan?

Muchas gracias a todos.

Walter dijo...

Fernando, me encanta que funcione en segunda persona.
Felicitaciones por éste.