Ataúlfo sueña igual dormido que despierto, y en sus sueños siempre aparece un caballo a punto de llegar. Ataúlfo escucha el ruido de los cascos golpear contra el asfalto y siente la respiración de la bestia absorbiendo el aire en remolino.
A veces sueña que viene a llevárselo lejos.
Otras sabe que está aquí para aplastarlo.
7 comentarios:
El exceso de realismo lo llevó a la depresión.
Qué narración, Fernando. Qué narración.
Perfectamente narrado como dice Esteban.
Un saludo indio
Precioso... y angustioso
si, angustioso.
a mí me pasa lo mismo con los trenes.
Hubiera jurado que ya lo había comentado... si hasta busqué "Ataúlfo"... en fin, que me parece excelente Fernando, con más de una interpretación. Y la foto del niño también le agrega.
Saludos!
Publicar un comentario