La alienación del espectador para provecho del objeto contemplado —el yo idealizado de uno mismo, o cualquier parte de él— puede resumirse de este modo: cuanto más se contempla, menos se vive; cuanto más acepta uno reconocerse a sí mismo en las imágenes dominantes de la necesidad, menos comprende su propia existencia y sus propios deseos.
viernes, 10 de diciembre de 2010
Enamorarnos.
Etiquetas:
Guy Debord,
La sociedad del espectáculo.,
La voz del destino,
Microrrelato
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Debord. Es un cuchillada cada palabra suya.
Saludos.
Genial.
Desde luego, Un tipo. Y mira que debe ser difícil aprender a escribir con un cuchillo.
Sin duda Debord, Elnihil, te lo agradece desde la tumba.
Un saludo.
Publicar un comentario