Rebaso el resquebrajado cartel de entrada al pueblo justo después de conseguir dar esquinazo a los indios. Pido un whisky en el Saloon y acabo peleando a puñetazos con el matón, empleado a sueldo del dueño, quien obliga a prostituirse a dos huérfanas mestizas. A tiros, desmantelo hasta el último vestigio de su organización criminal. Una de las huérfanas me da un beso con lengua. Un minuto más tarde, parto en dirección a otro pueblo.
jueves, 2 de junio de 2011
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8 comentarios:
Una escena de vaqueros en un microrrelato. Perfecto!
Saludos!
Y eso que tu protagonista llegaba cansado de huir de los indios, que si llega a presentarse entero yo no sé qué más hubiera pasado
Bueno, Sucede... Yo más que una escena pretendía hacer la película entera... A lo mejor me han faltado subtramas.
Algún día caerá, Miguel. De eso podemos estar seguros...
Gracias.
tienes que contarme cómo has logrado insertar la música
¿Huían de mí? Algo malo estaban tramando claro, jeje
Un saludo indio
Es sencillo, Vitt: basta con establecer un lazo telepático con aquel que lee el cuento e imitar mentalmente el sonido de un arpa de boca y una harmónica.
El hombre blanco ya se sabe, No Comments: nunca trae buenas intenciones.
Saludos.
Sí es una película completa. No le falta nada.
¿Tendrá segunda parte, Esteban?
Saludos internacionales.
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