—No creo en fantasmas, pero
me dan miedo.
El comentario es celebrado
con risas. La guía sigue ascendiendo escalones.
Los cuarenta y nueve
turistas admiramos las antorchas, los tapices, las cabezas de animales extintos
y las inquietantes esculturas que justifican la incursión del castillo en la
Ruta del Misterio y el Terror.
—Por otra parte, tampoco a
los fantasmas les importa si crees en ellos o no.
Y antes de que nos dé tiempo
a preguntar qué quiere decir, la guía desaparece filtrándose por la pared.
3 comentarios:
El ambiente es gráfico. Al final casi adiviné que era ella.
Excelente ese final que rompe y sorprende. Los fantasmas están y ahora no...
Todos hemos conocido algún fantasma a lo largo de nuestra vida. A menudo sin darnos cuenta de que lo eran.
Un saludo y gracias por pasar por aquí.
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