jueves, 5 de abril de 2012

Consultorio sentimental.


Querido Sr. Remitente:

Últimamente me preocupa mi marido. De un tiempo a esta parte, se ha vuelto silencioso y taciturno, inapetente y lunar.
Y eso que siempre se caracterizó por lo contrario; solía mostrarse optimista, posibilista e idealista, hasta con cierta inclinación a la fe.
De hecho, si alguna vez existió tensión entre nosotros fue debido a su animoso carácter. Yo siempre he defendido la dialéctica como método de conocimiento y el frío análisis de las condiciones objetivas como base para la acción y, claro: solía reprocharle que su deriva ideológica le aproximaba peligrosamente a los cretinos de la democracia cristiana y a los cretinos de la socialdemocracia, tendencias políticas propias de quienes jamás han alumbrado un pensamiento.
Él solía acusarme de habitar un monolito marxista, de ser incapaz de incorporar a mi órbita mental nuevas concepciones y experiencias políticas.
Pero ahora temo que me haya adelantado por la izquierda. Y no me refiero al aspecto de la transformación de la miseria de la vida cotidiana por la vía revolucionaria de los actos; mucho me temo que se ha adentrado en el túnel de la negación, en la exaltación inútil del nihilismo que, como usted sabrá, no es otra cosa que el reverso de la teoría anarquista y, por tanto, contrarrevolucionaria y garante del capitalismo burgués.
Doy por hecho que el divorcio es inevitable, pero mi pregunta es: ¿debería, además, denunciarlo al partido? 

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4 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Que denuncie, claro, ja ja ja
Creo que mis conocimientos filosófico revolucionarios no dan para entender todo pero me ha encantado
Un abrazo

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Se pensaría que la izquierda tiene como principio el enfrentamiento de los de abajo contra los de arriba y como fin la creación de un sistema más justo, pero cuando uno profundiza en sus diferentes tendencias, descubre que son una caja de grillos donde las acusaciones de desviacionismo, revisionismo y traición, y las cuentas pendientes están al orden del día. Un tirarse piedras a la cabeza que se asemeja, en mucho, al fracaso de una relación sentimental.

Gracias por pasar por aquí, Anita

Anita Dinamita dijo...

Ahora lo he entendido un poco mejor. Y tras cuatro días de vacaciones veo que todo lo entiendo mejor ¿cuánto tardarán en quitarnos las vacaciones? poco, sin duda.
Otro abrazo

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Eso que llaman crisis no es más que un ataque de la burguesía trasnacional contra las trabajadores en busca de acaparar los beneficios de un mundo cuyos recursos se agotan. Lo peor es que esa burguesía no tiene a nadie enfrente. Así que tardarán en quitarnos las vacaciones tanto o tan poco como les dejemos.