La muerte -la mía- no es cosa que me preocupe demasiado, ni siquiera en lo escatológico; será un engorro más, eso sí, para los demás, que se encontrarán con un cadáver entre las manos. Si una compañía de seguros me garantizara que iba a librar a mis deudos de ese engorro -y de las pompas fúnebres, claro- ahora mismo contrataría la póliza.
Rafael Azcona.
4 comentarios:
¡Genial Azcona!
Vengo del blog de Pablo Gonz. Me quedo por tu "teoría" para poco a poco ir leyéndote.
Los que quedan , aliviados por que no les toca,son muy solícitos,no creas.
Está lo de hablar de alguien sabiendo que de verdad no se va a enterar de lo que dices de el.
Ver a los familiares olvidados y reencontrar amigos,contar chistes..que volvermos al funeral tradicional aqui en Galicia : comida,bebida y anecdotas graciosas.
Don worry,men...y manda aviso.
Azcona demostró su genialidad en sus novelas y sus guiones pero aún más, en mi opinión, en su humildad y su forma de vivir. De ahí este pequeño homenaje.
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