Nos recibe con cara de contento y nos revuelve el pelo, pero me quedo atrás.
No es una anciana desagradable. Huele a pastel recién hecho, su piel es luminosa, y tiene una voz tan dulce que hasta los pájaros revolotean a su alrededor.
Lo que me lleva a desconfiar es su casa: ladrillos de chocolate engarzados con guindas, marcos de regaliz, zócalos de gominola y tejas de caramelo.En cualquier momento se derretirá, atrapándonos sin remedio.
13 comentarios:
Qué maravilla, Fernando, qué maravilla.
Muy buena vuelta de tuerca a un clásico Fernando. Además comienzas con una frase casi clavada a uno de los inicios del concurso de la SER del año pasado que me trae muy buenos recuerdos... y me da mil vueltas, por cierto.
Un abrazo
Magnífico Fernando! y sin perder la inocencia...
Saludos!
Me encantó! Gran reversión de un clásico. Un abrazo
No está mal tener una segunda opinión de los clásicos.
Buena revisión
Salut
Mmm... como que si como que no, se ve bien pero tiene un no se que que que se yo que no acaba de encajar en mi mecanica mental aunque no logro definir de que se trata
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Por si te sirve de aclaración, Gin, no es más que una metáfora del modelo económico de este país que nadie sabe muy bien donde empieza ni acaba pero que algunos llaman España.
Precioso.
Yo pensé algo parecido cuando me contaban el cuento de niño: ¡una casa hecha de gominolas! Pero si no se puede sostener
Me encanta cuando se les da la vuelta a los cuentos de toda la vida...
Un saludo!
Efectivamente, Miguel, se trata de una idea golosa pero insostenible.
Gracias, Acuática. Me alegro que te haya gustado.
Consigues que parezca sencillo e inocente, a pesar de su marcada intención. Enhorabuena!
continente dulce para tan duro contenido. Como siempre,genial. besos
Yo quise hacer un cuento sencillo e inocente, Miriam; lo juro por el niño Jesús.
¿Tú por aquí, Leles? Me alegro que te haya gustado.
Besos.
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