jueves, 29 de julio de 2010

Escrúpulos básicos.


Venía todos los días por el bar. Había sido mercenario y llevaba tatuado el nombre de cada tío que había aniquilado. Cada vez que hacía blanco, atravesaba entre corriendo y agazapado las líneas enemigas y averiguaba, por el método que fuera, el nombre de quién acababa de enviar al otro barrio.
No era hombre de muchas palabras, pero los tatuajes saltaban a la vista, y siempre estaba el curioso que se atrevía a preguntar por qué.
Después de beber despacio, como si calculara el nombre del curioso, respondía:

—No quiero que Dios me engañe en las cuentas.

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14 comentarios:

Martín Gardella dijo...

No sé si es bueno el método. Dios lo tomará, sin dudas, como una confesión. Me gustó! Un abrazo

LoQueSobróDeAnoche dijo...

lo primero que se me viene a la mente es "Memento"

y el flaco no tenía a mano un "blackberry" acaso!? ja!


igual, la idea de llevar la cuenta para que dios no nos engañe me parece por demás interesante... poner en explícito la posibilidad de que ÉL "todopoderoso" se equivoque o "equivoque" invita a la reflexión...
gustóme.

David Moreno dijo...

A lo hecho pecho, claro que sí. Ante Dios las cosas claras, jajaja

Un saludo indio

micromios dijo...

¿No será acaso un cazador de recompensas que dios envia para liquidar a los que le dan la lata?
Salut

GinHindew110 dijo...

Los motivos de dios son inexplicables... pero con cuentas en la mano tiene que responder

Buen cuento, buen manejo

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Soy de la opinión de que, cuanto menos, Dios alabará la minuciosidad del tipo. Un asesino, sí. Y por dinero, vale. Pero qué primor con la archivística y las cuentas, ¿no creen?

Muchas gracias a todos.

Pablo Gonz dijo...

Me gustó el relato, Fernando. Pero la trama se me complica por el hecho de que el tipo fuera mercenario.
Un abrazo,
PABLO GONZ

Isabel Mª dijo...

Buen relato Fernando, algo inverosímil. Saludos.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Pardiez que no te entiendo, Pablo. A mí me complicaba la trama encontrar una profesión dónde pudieras matar -y tatuarte- impunemente.

¿Inverosimil, Isabel? Algún día tendrías que venir al bar y conocer a los parroquianos que desfilan por aquí... a partir de entonces todo lo del exterior te parecería inverosímil.

Muchas gracias a ambos.

Pablo Gonz dijo...

Me parece inverosímil que un tipo tenga que cruzar las líneas para averiguar los nombres de los muertos. Supongamos otra posibilidad: el mercenario se tatúa símbolos. Una cruz por cada cristiano, una media luna por cada musulmán, una estrella de David por cada judío. Así, desde luego, tendría más peso a la hora de negociar con Dios.
Un abrazo,
PABLO GONZ

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Hombre, Pablo, eso contradice el afán de exactitud del personaje. Pensemos que es un hombre capaz de enemendarle la plana al mismísimo Dios, hasta el punto de arriesgar su vida para apuntar el nombre de sus objetivos. La abstracción de esos nombres en símbolos -por religiosos que sean-, se me antojan un poco difusas para la pretensión del tipo.

Un abrazo.

Pablo Gonz dijo...

Entonces tu personaje es un hombre preocupado, sobre todo, por la vida eterna. Ok.
Un fuerte abrazo,
P

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Hombre, Pablo, que, empujado por las circunstancias, haya tenido que desarrollar una profesión digamos no demasiado cristiana, no quita para que quiera ir al paraíso como todo hijo de vecino.

Además que tatuarse un símbolo religioso por cada fiambre puede llevar a confusión: ¿que hace con los agnósticos y con los ateos?

Muchas gracias por pasar por aquí y por tus comentarios.

Un abrazo.

Pablo Gonz dijo...

Espera, voy a consultar en la Enciclopedia de Símbolos para Serialkillers y Mercenarios. Te contesto enseguida. :)
Bueno, grandes abrazos y seguimos conversando más arriba.
PABLO GONZ