En aquel año, Hasan i Sabbah, legatario del primer Hasan i Sabbah, fundador de los Asesinos, anunciaba el milenio. En Alamut, la montaña feudo sobre la que regía, abandonó el Corán y proclamó el fin de la ley. Con sus súbditos, en la Hora Santa, dio la espalda a La Meca. En mitad del Ramadán, el Santo Ayuno, celebraban banquetes y festejaban, «Hablaban del mundo como si nadie lo hubiese creado y como si el tiempo fuese ilimitado», escribió un cronista; puesto que «en el otro mundo no hay acción y todo es cálculo», declararon que sobre la tierra «todo es acción y no hay cálculo».
sábado, 15 de enero de 2011
Grandes lecciones de nuestros mayores.
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Rastros de Carmin.
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