Perfeccionábamos nuestros estudios: ella aprendía a hacer vudú y yo practicaba el exorcismo. Me acribillaba a alfileres mientras yo le arrojaba agua bendita. Me perforaba los intestinos y yo la ensartaba contra la pared con astillas del santo madero.
Ninguno de los dos llegó a terminar el curso.
Fotografía: James Jowers.
4 comentarios:
La imagen, sangrienta, me gusta.
Excelente, jeje. Normal que ninguno acabara el curso, jajjaa
Muy bueno.
Un saludo indio
Bueno, parece que entre estudios y prácticas, aunque no aprobaran el curso, mal no se lo pasaron. ¿No?
Ay, amigos y amigas: se suele describir el amor como algo mágico, pero jamás, y quiero decir JAMÁS, deberían mezclarse.
Un saludo.
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