Camine durante semanas o meses por el desierto. Encuentre la lámpara, frote con brío, despierte al genio. Ordene que le traslade a una dimensión de mayores proporciones y una vez allí, entre libros como piscinas olímpicas y columnas del tamaño de estadios, escriba su relato. Vuelva a caminar por el desierto, encuentre la lámpara, frote con esmero, y pídale al genio que le devuelva a su dimensión normal.
No olvide llevar el cuento consigo.
4 comentarios:
su segundo deseo fue que el microcuento fuera de puta madre, deduzco.
no me diga más: el tercero la polla mas grande.
Lo de "Camine durante semanas o meses por el desierto" describe, al pie de la letra mi proceso creativo para parir un mísero microrrelato.
¿En que desierto está la lampara? Porque en el mío no he tropezado con ella.
Un saludo.
¡Coño! ¡Qué bueno! (me refiero al micro).
La radiografía de los deseos es harto complicada, vittt. Mi tercer deseo hubiera sido, sin duda, convertirme en una de esas ardillas planeadoras...
En general, Pedro, yo no me fiaría de los genios de las lámparas. La existencia milenaria en tan reducido espacio tiene que provocar una frustración y una mala leche intragable...
Me alegro de que te haya gustado, José Antonio
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