Sales a jugar a pillar después de esnifar pegamento.
Bienvenido al patio del colegio. Aquí la sirena es sorda y las verjas delimitan el mundo. El conserje vigila mientras el director firma importantes documentos tras el cristal opaco de su despacho.
Esperas que alguien venga a recogerte al final.
No acariciar la tristeza de volver solo a casa.
¿Has aprobado? ¿Has suspendido? ¿Necesitas mejorar o progresas adecuadamente?
El criterio anciano del evaluador gobierna tus pasos. Sus ojos te observan desde todas direcciones.
Callas. Aprendes a soportar el aburrimiento, a contener el grito. Aprendes lo inadecuado de la risa y la incorrección de bailar desnudo. Aprendes a hacer cuentas y a diferenciar lo grande y lo pequeño.
La sabiduría universal cabe en un rodillo.
Lo importante no deja de ser que tu dibujo cuelgue en el cuadro de honor, que permanezca bien visible junto a la pizarra.
Golosinas para el animal enjaulado.
Y la ropa de marca. Y los acontecimientos televisivos. La alineación completa del equipo ganador y los caballos de potencia de los automóviles último modelo.
De vez en cuando un control: constatar por escrito que sigues siendo de los nuestros.
Que vives esperando las vacaciones.
7 comentarios:
Un retrato muy real de lo que es la escuela en estos momentos.
Besos desde el aire
En muy pocas palabras cupimos todos, y hasta me parece que nada falta y nada sobra.
Vivimos eternamente en una escuela desde los 0-Muerte. Salimos de una escuela para meternos en otra donde encima hay que trabaja y soñar con nuestro único mes de vacaciones para sentirnos VIVOS. Maldita alienación!
L de Li
Un cuadro que refleja de forma realista el día de día de la niñez en el remolino de la sociedad.
Un abrazo,
Bueno, Rosa, Pedro, yo estoy más con Yunuén y L de Li: el patio de la escuela amplía sus límites, pero en lo esencial sigue reproduciendo los mismos mecanismos que operan en ese micromundo.
Creo yo, vamos...
Saludos y gracias por pasar por aquí.
la escuela ve desde que naces hasta que mueres y te queda para septiembre. gran micro, como es costumbre por aquí.
Bien inquietante esa idea, vittt de, encima, tener que volver en septiembre.
Un saludo.
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