HE LEÍDO decenas de libros sobre
Juan Carlos de Borbón. Debo ser la persona que más libros ha leído sobre el rey
de todo mi barrio.
SIEMPRE se ha maliciado que el
Borbón no es una lumbrera. Sus andares patizambos y su hablar gangoso
transmiten la idea de que la electricidad fluye con más lentitud dentro de su cabeza.
Nixon y Kissinger, sin ir más lejos, quedaron tan impresionados por la estatura
intelectual del joven Juan Carlos, que enseguida mandaron embajador para
recomendarle a Franco que no dejara al frente del estado a semejante botarate.
SERVIDOR, después de empaparse de
sus escasas grandezas y sus múltiples miserias, se atrevería a afirmar que no
es así. O no exactamente.
EL BORBÓN, según mi humilde
opinión, atesora la misma inteligencia o la falta de ella que un bakala, un
cani, uno de esos chulitos de barrio que te sacan el puño desde la ventanilla
de sus coches con alerón, lunas tintadas, yantas triples y pegatina con la
bandera de España, al tiempo que su choni de labios y tetas operadas cambia la
radio del flamenquito al reaggeton. No me cabe la menor duda que, de haber
nacido en mi barrio, a Juan Carlos I nadie le llamaría Su Excelencia. Le
llamarían J.C., el Juancar o Juancarlitros.
POR SUPUESTO, Don Juan Carlos de
Borbón y Borbón no ha nacido ni remotamente cerca de mi barrio, pero sus sueños
vienen a ser los mismos que los del Juancar: tener una choza que te cagas y un
carro que te cagas y correrme juergas que te cagas, con tías que te cagas y
emociones fuertes que te cagas.
LA DIFERENCIA es que Don Juan
Carlos ha realizado sus fantasías. La diferencia es que Juan Carlos goza de
impunidad absoluta, gastos pagados, un cheque en blanco virtualmente infinito y
la dirección del ejército y los servicios secretos. La diferencia es que Juan
Carlos quita y pone ministros, y controla y ejerce una censura férrea que muy
pocas veces deja traslucir su verdadera personalidad: la de J.C. La del
Juancar. La de Juancarlitros.
HE LEÍDO decenas de libros sobre
Don Juan Carlos de Borbón. Son libros documentados y, en un país donde uno
puede ir a la cárcel por injuriar a su egregia persona en un autobús de línea,
bastante valientes. Sus autores no han sido denunciados ni sus contenidos
desmentidos. El 10% de lo que se recoge en ellos bastaría para que el Borbón
tomara el camino de su abuelo. El 25% para que diera con sus huesos en la
cárcel.
5 comentarios:
Que le voy a hacer soy republicana...
Besos desde el aire
Me encanto. Un abrazo desde Argentina. (Por mas que a repsol le pese).Podestà
Me gusta mucho esta entrada de pricnipio a fin, lo de Juancarlitros es genial. Así es el tema es que un tipo así es nuestro rey, como si un cani consiguiera llegara tan alto puesto.
Aplausos, Fernando.
¡Salud!
Pobre Juancar: toda la vida llevando su tren de vida en secreto y, a la vejez, vamos a conocerle todos como realmente es.
(Me alegro de volver a verte por aquí, Carlos. Y por cierto: que se joda Repsol y un abrazo a los argentinos.)
Besos a ellas, abrazos a ellos. Y gracias por seguir pasando por aquí.
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