Para ilustrar su explicación, don
Lucas dibuja en la pizarra el número uno seguido del símbolo +, la península
ibérica, el símbolo = y, a continuación, el sol, la
luna y los nueve planetas.
—U-ni-dad de des-ti-no en lo
u-ni-ver-sal —dice, subrayando cada sílaba con un golpe de puntero—. Repetid
conmigo:
—U-ni-dad de des-ti-no en lo
u-ni-ver-sal —decimos al alimón.
—¿Alguna duda? —remata don Lucas,
las manos tras la espalda, el pecho y el mentón erguidos de orgullo patrio.
Levanto la mano y me agito en el
pupitre. Por una vez, mis aficiones me servirán para subir nota. El telescopio
que me regaló el abuelo será algo más que el tubo de aburrimiento que dice mi
hermano Marcos.
—Disculpe, don Lucas, pero eso que
ha dibujado ¿no es el sistema solar?
Una risa boba rebota en los suelos
del aula.
—¿A qué se refiere? —truena el
cura-párroco.
—Es que en el dibujo están los
planetas de nuestra galaxia, y… y… y se calcula que hay muchas más… bueno, casi
tantas como infinitas.
Mis compañeros se mondan. Don Lucas
nos mira alternativamente a mí y a su dibujo.
—¿Está usted insinuando que pueden
existir infinitas Españas?
—Sí… Bueno, digo, no… En teoría…
—Y si existen infinitas Españas
existirían entonces infinitos generalísimos, ¿no es así?
El tono de la pregunta es tranquilo
y los pasos con los que avanza hacia mi pupitre distendidos, pero también va
suave un felino justo antes de desgarrar la yugular de su presa.
—… Esto, don Lucas, yo, no creo que
sea eso exactamente…
—¿Cómo que no cree que sea eso? —Muestra
los colmillos. —Si existen, como usted dice, infinitas galaxias e infinitos
planetas, entonces habrá infinitos Caudillos, ungidos por infinitos dioses para
guiar los infinitos destinos de infinitas unidades universales llamadas España.
Ante tal razonamiento quedo sin
palabras. El universo se reduce a las baldosas blancas y rojas que vislumbro
entre mis zapatillas.
—¿Lo ve? ¿Ve la tontería que está
diciendo?
No tengo más remedio que asentir,
pero los golpecitos de puntal en el muslo con los que ha subrayado cada una de
las infinitas veces que ha dicho infinito vaticinan que entrar en razón no será
suficiente.
—Extienda la mano.
—Pero don Lucas...
—Extienda… ¡La derecha no, zoquete,
que con esa me tienes que escribir los dictados! Ahora responda: ¿qué es
España?
6 comentarios:
Ahora parece guion de peli de psicopata,de surrealismo gore...lo terrible es el "basado en hecho MUY reales".
Permanezcamos vigilantes.
El lobo existe.
Un saludo.
Una educación para no pensar, para acatar...
Muy, muy bueno.
Besos desde el aire
Qué buen retrato de la España que teníamos, y quizá de la que nos espera.
Un abrazo
Bueno, por unas cosas o por otras la educación estatalizada viene a ser siempre igual: el discurso ininterrumpido que el sistema emite sobre sí mismo.
Aunque siempre, claro, hay discursos mejores que otros...
Un saludo. Y gracias por pasar por aquí.
No sé si era la intención pero me pareció un cuento de terror. Tengo escalofríos.
La educación que recibió la generación de mis padres fue, efectivamente, un cuento de terror, Yunuén. Pretendo reflejar un poco eso.
Un saludo.
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