Óscar era el preferido del abuelo, pero un día recibió un tortazo por coger una loncha de jamón york con la mano y hubo que llamar a los vecinos para que les separaran.
El abuelo no volvió a tener preferidos. Ni nosotros abuelo.
Pues no se crea E.C. Pedro, no se crea... Óscar desde aquel día no ha vuelto a comer con cubiertos y, claro, a ver quién es el guapo que afea sus modales...
9 comentarios:
Toma final, Fernando. Que las cosas no se arreglan a tortazos...
Un abrazo.
Finalazo. Genio.
¡Plop!¡Excelente Fernando!
Ese final es potentísimo.
Espero que no cunda el ejemplo, y las cosas no se arreglen con violencia y tortazos.
Un saludo indio
En la familia siempre fuimos un poco brutotes y amigos de los finales inesperados.
Muchas gracias a todos.
Y a Óscar le debió de quedar muy claro cómo se com el jamón york.
Pues no se crea E.C. Pedro, no se crea... Óscar desde aquel día no ha vuelto a comer con cubiertos y, claro, a ver quién es el guapo que afea sus modales...
Un saludo y gracias por pasar por aquí.
Fantástico. Si te digo otra cosa, lo mismo me arreas. ;)
¿Yo? ¡Jamás! Con el que conviene andar con pies de plomo es con Óscar, Miriam. Yo soy de natural pacífico y de ánimo relajado. Muchas gracias.
Publicar un comentario